Semana 3.

LA EVALUACIÓN. 
Reflexión sobre lo vivido.



Cuando ingresé a la Maestría en Educación con énfasis en ambientes de aprendizaje mediados por TIC, esperaba aprender muchas cosas que repercutieran en la calidad de la educación que, como docente brindo en el centro educativo al cual pertenezco, y como su nombre lo indica, esperaba además, que el proceso estuviera mediado por las herramientas tecnológicas propias de la sociedad del conocimiento.

Me imaginaba que al ser una maestría con la carga académica y la rigurosidad que eso implica, tendría que enfrentarme a múltiples procesos evaluativos como los que atravesaron mi proceso en el pregrado. Siempre a la expectativa de cuándo vamos a escuchar a alguno de nuestros docentes expresar la famosa frase: "en la próxima sesión tendremos evaluación de los siguientes textos...", esperé casi la totalidad del primer semestre hasta que por fin comprendí que aquí la manera de evaluar es distinta, no la tradicional y que tiene más que ver con un proceso continuo y acumulativo en el que pongo en práctica, en el día a día, todo lo aprendido, analizado, explorado, indagado, observado. Y que definitivamente no es sólo cuestión de vaciar en un papel lo poco o mucho que pueda retener mi memoria, como tradicionalmente lo hemos enfrentado.

Mi experiencia entonces se ve altamente y felizmente cambiada; surge una manera diferente de mostrar cómo ha sido el proceso cognitivo al que me he venido enfrentando y las apropiaciones conceptuales y metodológicas que he podido incorporar en mi quehacer como estudiante y docente. Es así como en el curso introductorio a éste: Ambientes de aprendizaje mediados por TIC, teníamos como parte integral del proceso de evaluación, la elaboración de un Ambiente de aprendizaje con un tema específico, con un público específico y una serie de pautas o requerimientos que nos permitían analizar cada elemento que iba formando parte de ese todo en el que se iba convirtiendo nuestro ambiente. 

Aunque largo, arduo, exigente y en ocasiones agotador, fue un proceso evaluativo que me mostró una manera distinta de poner en práctica todo el bagaje, que se supone debemos tener los docentes en nuestro ejercicio cotidiano y que me permitió mirar de manera detallada y a lo largo del curso, qué elementos podían ayudarnos a llevar a nuestro público objetivo ese bagaje conceptual que requeríamos que integraran y que pusieran en práctica. Además me posibilitó realizar con mirada crítica, la puesta en práctica de la Visualización gráfica y del Trayecto de actividades; ambos desde mi punto de vista actual, fundamentales para la puesta en marcha del currículo o de cualquier proyecto educativo que queramos o necesitemos llevar a la práctica al interior del aula de clase.

En este tipo de experiencia, podría afirmar que se dieron varios tipos de evaluación de acuerdo a los diversos momentos por los que atravesaba el curso. Por ejemplo, evidencié la puesta en marcha de la evaluación formativa cuando nuestro docente, a través de la realimentación constante, regulaba el proceso de los productos exigidos semana a semana y a través de las interacciones con mis pares, lo que enriquecía y posibilitaba el aprendizaje colaborativo.

Además, según Allal (1988), citada por Peláez Cárdenas (2006), de una evaluación interactiva, "que consiste en una regulación integrada a la situación de aprendizaje, de carácter informal y que por tanto puede ser aplicada por cualquiera de los sujetos del proceso didáctico", lo que me permitía no sólo recibir  aportes, sugerencias o comentarios del docente moderador, sino de mis compañeros de curso, lo que a su vez, me posibilitaba observar los diversos puntos de vista.

A manera de conclusión podría afirmar que la amplia gama de procesos evaluativos mediante los cuales se puede evidenciar si el aprendizaje realmente es significativo, me obliga a preguntarme, por qué continuamos aplicando los mismos procedimientos a la hora de evaluar? Será que como con la incorporación de las TIC a los procesos de enseñanza y aprendizaje, nos sentimos temerosos frente a lo desconocido y tal vez reacios a abandonar nuestra zona de confort porque nos obliga a prepararnos de manera diferente y a actualizar nuestros conocimientos para enfrentar y afrontar a los nativos digitales, con nuestra mentalidad de inmigrantes digitales­­­?, como lo expresa sabiamente Piscitelli (2009):

Casi nada del currículo tradicional puede vehiculizarse como otrora. Y por si eso fuera poco, hay que diseñar uno nuevo casi autoorganizado desde 0. El desafío es doble: hay que aprender cosas nuevas, y tenemos que enseñar las cosas viejas de un modo nuevo y, siendo ambas tremendamente difíciles de lograr, quizá lo más desafiante es enseñar lo viejo con ojos nuevos. (p.77).

Y ampliaría diciendo, que no sólo enseñar lo viejo con ojos nuevos, sino también evaluar con técnicas y métodos nuevos, aprovechar esa amplia gama de posibilidades que tenemos a nuestra disposición incorporando las TIC en nuestros procesos pedagógicos y permitiendo que realmente se conviertan en mediadores de los procesos evaluativos, no todo tiene que ser lápiz y papel.

De otro lado, en nuestra cotidianidad, cada vez que nos enfrentamos a una situación particular, buena o mala, que nos beneficie o no, siempre estará atravesada por un proceso reflexivo/crítico, un proceso en el que nos tomamos el tiempo para evaluar de manera detallada hasta qué punto esa situación particular puede afectar positiva o negativamente nuestra vida, es decir, cada día nos enfrentamos a múltiples momentos evaluativos que vamos asumiendo, en unas ocasiones con más entereza que en otras.

Además, como docentes al interior de nuestras aulas de clase, estamos enseñando a que nuestros estudiantes evalúen las interacciones no sólo con el conocimiento sino con sus pares y que a partir de allí, luego del análisis detallado, de acuerdo al nivel cognitivo y la etapa de desarrollo en la que se encuentren, asuman una posición que repercutirá de alguna manera en su vida.
  
BIBLIOGRAFÍA.

Peláez Cárdenas, A. (2006). Propuesta de evaluación de los aprendizajes para la educación en ambientes virtuales. Grupo EAV. Universidad Pontificia Bolivariana.

Piscitelli, A. (2009). Nativos e inmigrantes digitales: una dialéctica intrincada pero indispensable. En Carneiro, R., Toscano, J. C. y Díaz, T., Los desafíos de las TIC para el cambio educativo. (pp. 71-78). Madrid: Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura. Recuperado de http://www.oei.es/historico/publicaciones/detalle_publicacion.php?id=10

1 comentario:

  1. Buenas tardes maría Cristina, concebir la evaluación como un proceso continuo es darle el sentido que la define, no solamente calificar da cuenta de un proceso de aprendizaje, aunque también es importante, es más necesario ver los avances y dificultades del proceso, pero no como juicios de valor sino como la capacidad que tiene el ser humano de mejorar continuamente. Eso es la evaluación, el avance en el proceso teniendo en cuenta al sujeto.

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